¿Ha observado alguna vez que el color de una imagen en la pantalla de tu pc no acaba de coincidir con el color que sale de la impresora?
¿O que los colores de un sustrato sublimado no se corresponden exactamente con los colores esperados por su cliente?
Se trata de problemas habituales que todas las personas que trabajamos en el mercado de la sublimación hemos sufrido en un momento u otro.
Aquí es donde entran en acción algunos conocimientos básicos acerca de la ciencia del color y del arte de generar los colores.
En esta nota presentará algunos conceptos básicos acerca de la gestión del color para la impresión por sublimación y le indicará cómo puede usar esta información para reducir residuos e imprimir de una manera más económica.
Monitores frente a impresoras
Aunque estaría muy bien tener una correspondencia exacta entre la pantalla y el elemento impreso, como concepto no es muy realista, ya que los monitores y las impresoras producen el color empleando dos métodos totalmente distintos.
Los monitores de los ordenadores emiten el color en formato de luz RGB (rojo, verde, azul) y sólo son capaces de reproducir una gama cromática limitada del espectro visible.
Mientras los monitores emiten luz, los productos impresos absorben o reflejan longitudes específicas de ondas de luz. Los pigmentos o colorantes de color cian, magenta y amarillo funcionan como filtros, restando de la luz blanca distintas tonalidades de rojo, verde y azul para producir una gama selectiva de colores espectrales.
Al igual que los monitores, las tintas de impresión generan también una gama cromática que solo es una parte del espectro visible, aunque esta gama no es la misma en ambos casos. En consecuencia, las mismas imágenes que aparecen en el monitor no coinciden con las de una publicación impresa.
Asimismo, esto permite explicar la dificultad de realizar una conversión exacta de un espacio de color a otro, ya que los monitores son RGB y las tintas de impresión son CMYK (la letra K representa al color negro).
Así, cada una de las imágenes RGB que aparecen en el ordenador tiene que pasar por un proceso de conversión a CMYK antes de llegar a la fase de impresión.
En estos dos diagramas se pueden ver claramente las diferencias entre los espacios cromáticos.
Los colores varían de monitor a monitor y de impresora a impresora.
Las diferencias en el color de las distintas pantallas pueden ser significativas según el fabricante, el tipo de salida visual y la configuración.
El color generado en la página impresa depende del sistema de colores empleado y del modelo de impresora determinado, y no de los colores que aparecen en el monitor.
La corrección del color es el arte de ajustar esta transformación cromática de modo que permita producir resultados de la máxima calidad en el sustrato elegido.
Software para la gestión del color
Existen tres tipos básicos de software empleados en la gestión del color por sublimación de tintas: perfiles ICC, controladores de impresora personalizados y software de RIP.
Aunque los tres comparten aspectos similares, presentan también diferencias sustanciales que explicaremos a continuación.
Perfiles ICC
Un perfil ICC (Consorcio Internacional del Color, por sus siglas en inglés) es básicamente un conjunto de datos que garantiza el traslado al sustrato, de una manera uniforme y correcta, del color específico designado en la pantalla del ordenador.
Piense en este software como si fuese un programa de igualación del color, ya que el color de la pantalla raramente produce con exactitud el mismo color de salida.
Un perfil crea un enlace entre colores específicos de la pantalla y colores específicos de la salida.
El perfil no modifica el color; simplemente garantiza la salida correcta para una entrada determinada.
Para utilizar este método debe trabajar con programas de software gráfico compatibles con los perfiles ICC
(por ejemplo, Photoshop o Corel).
El perfil se coloca en la fase de salida de la impresión y el controlador de impresión del fabricante (OEM) se establece en la opción "No Colour Adjustment" (Sin ajuste de color).
Esta configuración corrige el color de la imagen y, a continuación, envía los datos a la impresora sin que los colores sufran modificaciones adicionales.
pantone
Las guías Pantone, aunque no son un estándar oficial, son la referencia en Artes Gráficas en lo que concierne a la comunicación del color.
Sin embargo, los perfiles de corrección del color para la sublimación de tintas presentan sus propias dificultades.
Durante la creación de un perfil normal, cuando la impresora ha imprimido la muestra de colores para las pruebas, el software de generación del perfil detecta cómo ajustar los colores para que los resultados sean correctos.
Cuando el transfer de sublimación de tintas se plancha sobre el sustrato, la tinta se transforma en un gas; cuando se encuentra en este estado, las propiedades de los colores se modifican.
Estos cambios pueden ser significativos (por ejemplo, algunos azules parecen verdes sobre el papel); por eso es imposible juzgar si la impresión es correcta o no hasta que se haya producido la sublimación sobre el sustrato final.
Por lo tanto, es necesario crear perfiles de sublimación personalizados y usar aplicaciones para la gestión de la impresión de estos perfiles para crear el color sublimado correcto, en vez del color del transfer impreso.
Controladores de impresión personalizados
Los controladores de impresión personalizados son programas que incorporan ajustes de corrección del color en el sistema de control de la impresora. La ventaja de estos programas es que la corrección del color se lleva a cabo en la fase del controlador de impresora, y en comparación con los perfiles ICC, su uso es más sencillo y presenta menos dificultades técnicas.
Tanto si utiliza un perfil ICC como un controlador de impresora personalizado, recomendamos crear una "carta" de colores imprimiendo y sublimando toda la paleta en un blanco puro sobre el sustrato que haya elegido. Así podrá crear una referencia visual que puede consultar y enseñar a los clientes.
La carta impresa muestra el color exacto creado a través de la sublimación (además de la configuración RGB), lo que ofrece al diseñador gráfico una referencia precisa a la hora de elegir los colores adecuados a la imagen que esté creando.
Aunque es posible que los colores no tengan el mismo aspecto en la pantalla que en el sustrato final, al elegir los colores deseados de la paleta tendrá la seguridad de que los colores coincidirán siempre, independientemente de lo que "muestre" la pantalla.
Procesador de imágenes rasterizadas (RIP)
Los usuarios más avanzados pueden decantarse por utilizar un software RIP, que incluye funciones de creación de perfiles ICC para la gestión de los colores. Dicho de un modo más sencillo, el software RIP convierte las imágenes en puntos individuales (rasterización) y envía estos archivos rasterizados a la impresora.
El proceso de creación de perfiles ICC partiendo de cero lleva bastante tiempo, requiere un conocimiento en profundidad de la ciencia del color y es un arte en sí mismo.
Wasatch es un software sofisticado que es fácil de utilizar, con preparación sencilla, flujo de trabajo intuitivo y poderosos controles de impresión.
Empieza con la impresión de una paleta de colores lineal.
A continuación, se emplea un espectrofotómetro para medir los colores. A partir de estos puntos de datos, el software crea un algoritmo que calcula el espacio cromático y genera el perfil ICC. Después se imprimen varios tipos de imágenes sobre distintos sustratos, y el perfil se ajusta meticulosamente con el objetivo de optimizar el resultado final.
Además, el software RIP gestiona las tareas del flujo de trabajo, como el anidado de imágenes y la preparación de lotes y colas de archivos para impresión. Wasatch y Ergosoft son algunas de las empresas de software que desarrollan programas de software RIP.
Definición del espacio cromático
Independientemente de la solución de gestión del color que elija, uno de los pasos más importantes consiste en definir correctamente el espacio o el modo de color en el software de diseño gráfico que utilice. Estos programas le permiten utilizar distintos perfiles de color.
A la hora de trabajar con la sublimación, deberá activar un perfil RGB específico para poder producir colores precisos, a no ser que desee trabajar con un RIP, que utiliza CMYK.
Los diseños y las imágenes suelen incorporar sus propios perfiles incrustados. Cuando abra su programa de diseño gráfico, asegúrese de haber realizado la conversión al perfil de sublimación adecuado.
Por ejemplo, muchos artistas gráficos diseñan en modo de color CMYK debido a que es el más adecuado para la impresión comercial. Dado que la sublimación requiere colores RGB, estos archivos deberán ser convertidos al importarlos al software de diseño.
Esto es así porque los perfiles de sublimación se crean para convertir colores RGB a CMYK, no colores CMYK a CMYK (a menos que se utilice un RIP, que funciona de CMYK a CMYK). Si trata de imprimir un archivo con colores CMYK, la conversión no funcionará correctamente y los colores se mostrarán apagados.
Veamos este ejemplo: hace poco un cliente contactó con el servicio técnico ; al parecer, los colores que aparecían en los la tazas impresos no eran correctos, aunque estaba utilizando PowerDriver v4 para administrar la salida con CorelDRAW.
Este cliente había observado que no tenía ningún problema para imprimir imágenes RGB; sin embargo, el resultado de todas las imágenes CMYK era incorrecto.
Le dieron la solucion de que comprobase el "modo de color primario" que su versión de CorelDRAW había definido.
Constató que estaba definido para CMYK.
Inmediatamente después de cambiar esta configuración a RGB empezó a obtener las impresiones con los colores intensos que esperaba.
En resumen:
la regla más importante y más sencilla para la gestión del color en la impresión por sublimación es la consistencia y la uniformidad. Cualquier modificación en alguna de las variables afectará al resultado final.
Entre estas variables se incluyen los sustratos, la selección del papel de sublimación, el tiempo de planchado, la temperatura y la presión.
Es imprescindible llevar a cabo todos los experimentos y pruebas que sean necesarios para poder generar los resultados deseados.
El siguiente paso consiste en establecer una serie de estándares de trabajo, teniendo muy claro que cualquier modificación en dichos estándares puede alterar el aspecto y la calidad del producto final.
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